Prohibición del cristianismo (202): En 202, Septimio promulgó una ley que prohibía la extensión del cristianismo y el judaísmo. Este fue el primer decreto universal que prohibió la conversión al cristianismo. Estallaron violentas persecuciones en Egipto y África del Norte. Leonides, el padre de Orígenes, un apologista cristiano, fue decapitado. Orígenes mismo fue perdonado porque su madre escondió su ropa.Una joven fue torturada cruelmente, y luego quemada en un caldero de brea ardiente con su madre. Una historia conmovedora de la desintegración de distinciones de clase en la iglesia sufriente proviene de la persecución en Cartago. Se dice que Perpetua, una joven noble, y Felicitas, una esclava, se tomaron de la mano y se dieron un beso antes de ser arrojados a los animales salvajes en un festival público.
Trajano Decio (250): En 250 d.C., publicó un edicto que convocaba a un retorno a la religión del estado pagano. Se designaron comisionados locales para hacer cumplir la reglamentación.Cuando se sospechaba que una persona era cristiana, se le daba la oportunidad de ofrecer un sacrificio a los dioses ante los comisionados. Se emitían certificados para demostrar la lealtad de una persona a las religiones paganas. Muchos cristianos cedieron ante la presión. Los que no lo hicieron fueron encarcelados e interrogados repetidamente. Los gobernantes no buscaban mártires; querían ver a los cristianos amoldarse. Los cristianos que se mantuvieron firmes sufrieron confiscación, exilio, tortura, prisión y muerte. Algunos se precipitaron para "obtener la corona del confesor o mártir".Algunos, sin embargo, obtuvieron certificados a través de sobornos o falsificación. Quienes ofrecieron sacrificios fueron excomulgados. En 251 Decio murió, pero la persecución continuó al ser culpados los cristianos por las invasiones de los godos y los desastres naturales.
Diocleciano y sus decretos (303-311): Entre el año 303 y 311, la iglesia soportó persecuciones tan terribles que todo lo que ocurrió anteriormente fue olvidado. Cuatro edictos fueron promulgados en 303 y 304 d.C. "Las iglesias cristianas debían ser quemadas", "todas las copias de la Biblia debían ser quemadas; todos los cristianos fueron privados de cargos públicos y derechos civiles; y finalmente, todos, sin excepción, debían hacer sacrificios a los dioses so pena de muerte". Un quinto edicto fue emitido por el corregente Galerio en 308, ordenando a todos los hombres, con sus esposas, hijos y siervos, que ofrezcan sacrificio a los dioses, "y que todas las provisiones en los mercados debían ser rociadas con vino del sacrificio". Como resultado, los cristianos tenían que cometer apostasía o morirse de hambre. Pero en 313, Constantino, el emperador de Occidente, emitió el Edicto de Milán, que pasó de una neutralidad hostil a una neutralidad amistosa hacia los cristianos. Se declaró un seguidor del Dios del cristianismo. En 324, se convirtió en emperador de todo el mundo romano, y publicó un nuevo edicto de tolerancia que debía cubrir todo el imperio.
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